viernes, 18 de abril de 2008

Tres gotas

Cada gota de lluvia se posaba sobre mi cabeza como signo de vitalidad exclusivo de los que tenemos la posibilidad de admirar la belleza, por más que se aleje.
Si hubiera sabido que te irías, jamás hubiese hecho lo que hice. Ahora llegué tarde a tu despedida, ni siquiera pude dar una razón valedera a mi simple y tonto error.
Perder al ´amor de tu vida´ es lo más horrible que puede suceder y más aún si es por una estupidez. Nunca pensé engañarte con tu mejor amiga. Tal vez me entenderías si supieras que todo se trató de una vulgar estrategia de ella para atraparme.
Pero claro: Ya es tarde. Estás subida a ese avión que te llevará al infinito, al país del desamor, a sabiendas que fui yo a quien más quisiste.
Ahora, me quedó aquí, en este maldito lugar, con mi esposa y con tu mejor amiga… llorando bajo la lluvia.

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